Cáncer: Trascendiendo el miedo para transformarlo en luz, amor, gratitud…

19/10/2013 de Sandra Guevara 10 comentarios

Hoy se celebra en todo el mundo el día del cáncer de mama  y habiendo atravesado por lo que ello significa no podía dejar pasar esta oportunidad para unirme a las campañas de sensibilización que se han venido realizando durante el mes de octubre.  Afortunadamente, cada vez hay más gente implicada en llevar una palabra de esperanza para contrarrestar así el miedo colectivo a esta epidemia, haciendo referencia al incremento de los casos de éxito en el tratamiento de estos tumores (en el caso de España supera el 82%) lo que se asocia fundamentalmente a la detección precoz. Por su parte, los  especialistas en psiconeuroinmunología hacen énfasis en la importancia de la actitud del paciente; a lo que hay que añadir la actitud del entorno, porque este es un tema que de alguna manera involucra a toda la familia e incluso a los amigos. En mi experiencia esto ha sido fundamental y me hace estar profundamente agradecida. Por eso me encantaría que entre todos pudiéramos trascender el miedo y transformarlo en luz para divisar el camino, en amor por nosotros mismos, por nuestro cuerpo, por la vida, por los seres que nos apoyan, y en gratitud por las miles de bendiciones que recibes a cada paso.

Sé que al principio el miedo acecha, que la oscuridad se abalanza sobre la vida una vez que el diagnóstico nos hiela el alma y nos hace tiritas los sueños, pero pronto nos damos cuenta que aunque el camino a  transitar está plagado de retos difíciles también hay oportunidades para transformar esta experiencia en algo positivo. 

Si llega a tu puerta, necesitarás una mano que te guíe mientras se te aclaran los ojos y la mente, mientras tengas tiempo para asimilarlo y entonces ya no conjugues tantos verbos negativos en primera persona. Si en cambio es alguien a quien amas, ella necesitará tu comprensión cuando sus lágrimas delaten el cúmulo de emociones que desbordan su corazón, mientras la serenidad se hace un hueco en su cabeza y la voz de la razón pueda expresarse. Claro, tu necesitarás transformar tu propio miedo a perderle en fuerza para compartirla con ella, en amor para derramarlo en cada gesto, en alegría para que te brillen los ojos cuando la veas y puedas infundirle esperanza, en confianza respecto a todo lo que implicará el tratamiento escogido. 

Si llega a tu puerta será preciso trascender los tecnicismos médicos, el frío de la aguja penetrando tus senos, las hematomas que testimonian tu sensibilidad, la segmentación o transformación de tu femenino en esencia pura para fluir, bendecir las manos que te examinan, los ojos de ese ángel que vio el tumor cuando nadie lo percibía, la gracia Divina escondida entre sábanas que te ven despertar después de la anestesia, la chispa de vida que puede alimentar todos los fuegos en los ojos de esos seres que amas y que te permiten transformar hasta el ultimo rayo de esperanza en aliento, en fuerzas para levantarte con seguridad y emprender ese viaje al interior de ti misma y dar las gracias por todas y cada una de las bendiciones con las que cuentas. Si en cambio es alguien a quien amas, préstale tu mirada para que pueda ver más allá de tanta bruma, para que distinga el borde plateado que rodea esa nube que no le deja ver el sol, para que advierta el movimiento leve pero cierto de la nube, sabiendo que pronto dejará al descubierto toda la luminosidad del astro rey.

Sé que es posible encontrar el camino de vuelta a la risa aunque esas células hayan crecido cerca de tu propio corazón, aunque la hayas olvidado entre preocupaciones, frustraciones, decepciones…, aunque durante tanto tiempo los recuerdos se hayan concentrado en el dolor. Sé que es posible reescribir la historia con otra perspectiva, tratando de divisar en ese panorama los desafíos superados, las lecciones aprendidas, las almas hermosas que compartieron su amor contigo, la magnificencia del Universo. Mira toda la película y reencuéntrate con la alegría de vivir el instante presente, haz lo que te gusta, céntrate en bañar ese corazón con miel de comprensión, siente sus latidos, regodéate en las maravillas de la creación y disfrútalas intensamente. También sé que es posible encontrar el sentido del humor cuando es un ser amado quien sube la cuesta; buscando en los pequeños detalles, encontrando la paradoja, la fuerza que nace de la vulnerabilidad, la risa sanadora en medio de tanta confusión. 

Sé que es posible que sientas que el cielo y la tierra se fundieron y perdiste el norte, que el equilibrio te falla, que las aguas del océano quieren hacer vida en tus piernas, que tu estómago se rebela ante los químicos y tu piel te advierte que esos rayos dejan huellas hasta en el alma. Aférrate a esa mano que te da su apoyo, a esa motivación que te permite rescatar el equilibrio y no luches contra ti misma, aprovecha para perderte en las sensaciones, dale una oportunidad a la locura para que te cuente historias pero eso si, no se las creas, vuelve a la realidad y con la Gracia Divina baña de ternura esas cicatrices, esas piernas hinchadas, esa feminidad herida. Retoma tu vida, transfórmala desde el amor, bendiciendo a esas personas que contribuyen a hacer más ligero el equipaje, a encontrar la luz para iluminarte durante la noche oscura hasta que amanezca. 

Si eres tu quien da su mano a esa mujer que se enfrenta al cáncer dando pasos con seguridad en que sus fuerzas internas le permitirán superar cada desafío, no le pongas una etiqueta de enferma, no le mermes su poder ni escribas el final de la historia por ella, advierte la vida en cada una de sus células, la pasión que se ha desbordado y necesita canalizarse, comparte tu propia alegría por la vida, tu propia gratitud por cada inhalación, cada pulsación, cada imagen que se refleja en tu mirada. Esa que necesita una nueva perspectiva, la que te permita ir trascendiendo el miedo y encontrar la luz, el amor y la gratitud.

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Imagen destacada al inicio: Metamorfósis, pintura creada por Kristin Urbanheart Grant.